

El estreno en 1835 de Don Álvaro o la fuerza del sino supuso, en medio de disputas y polémicas, el afianzamiento del drama romántico en España, que se prolongará hasta 1844, año del Don Juan Tenorio de Zorrilla. Apoyándose en leyendas andaluzas, El Duque de Rivas define con maestría el que será el prototipo de héroe romántico: gallardo, valiente, apasionado, entregado a un ideal amoroso, víctima de la intransigencia, los prejuicios sociales y el viejo concepto de honor, y perseguido por un destino aciago, a quien únicamente el suicidio permite reafirmar su libertad individual y exteriorizar su rebeldía y nihilismo. Ningún otro escritor consigue fundir tan genialmente estilo culto y llano, verso y prosa, en una acción de desbordada y enloquecida originalidad.
La edición de Rafael Balbín facilita los datos necesarios para que el lector pueda comprender la obra en su propio contexto.